En conclusión, la mística y la religión tienen diferencias significativas en su enfoque y práctica. Mientras que la religión se basa en la doctrina y la organización jerárquica, la mística se enfoca en la experiencia personal y la iluminación.
Sin embargo, ambas pueden ser complementarias y coexistir juntas en la práctica religiosa. La clave es encontrar un equilibrio entre las creencias y prácticas establecidas y la experiencia personal de la divinidad.