El Zohar habla acerca de la piedra que desecharon los constructores:
David, en verdad, fue rey en este mundo y será rey en el tiempo por venir; por lo tanto, «la piedra que desecharon los constructores se ha convertido en la principal piedra del ángulo».
Porque, cuando el sol aparta su rostro de la luna, y no la ilumina, ella no tiene ninguna luz y por lo tanto no brilla, sino que está asolada por la pobreza y oscura por todas partes; pero cuando el sol se vuelve hacia ella e irradia su luz sobre ella, entonces su rostro se ilumina y se adorna para él como una mujer para un hombre.
Ella entonces es investida con el dominio del mundo. Así que David se adornó de esta misma manera. Ahora parecería pobre y abatido, pero de nuevo estaría disfrutando de las riquezas.
De ahí la declaración de David: “Pequeño soy y despreciado, pero no me he olvidado de tus preceptos”. Corresponde, en efecto, todo hombre siga este ejemplo y se humille en todos los aspectos para convertirse en un vaso en el que el Santo, bendito sea, pueda encontrar deleite.
Esta lección también ha sido expuesta en conexión con la frase, ‘también con el que es de espíritu contrito y humilde’ (Isa. LVII, 15).’
(Zohar 2:232b)