El ser humano, además de su cuerpo celular, tiene otros cuerpos más sutiles. El cuerpo electromagnético, cuerpo áurico o etérico es aquel estudiado por las filosofías de Oriente desde hace milenios y desde hace algunas décadas por la ciencia occidental.
Si uno se frota las manos por unos segundos, se puede percibir un colchón de energía (un calor o frío en las manos) que si uno recorre su propio cuerpo sin tocar la piel, la fuerza de ese campo se incrementa.
Es el cuerpo sutil que tiende al caos y tiene su base fisiológica en las siete glándulas del sistema endocrino representadas por la energía electromagnética de los 7 chakras del sistema hindú, los canales de acupuntura y los Nadis.
Crea en su complejidad un halo de colores que rodea el cuerpo celular formando una especie de huevo, un óvalo. Cuando se trabaja con este cuerpo, la energía que se percibe es ligeramente caliente, como si tuviéramos un tipo de pegamento
mas allá de la piel.