El Don de Lenguas en Clave Kabbalística: Un Lenguaje Espiritual que Necesita Intérprete
Mucho se ha dicho sobre el “don de lenguas” en el cristianismo moderno, relacionándolo con sonidos extáticos o balbuceos ininteligibles. Sin embargo, desde una perspectiva kabbalística profunda, esta expresión hace referencia a algo mucho más elevado: la manifestación de un lenguaje espiritual, revelado desde los mundos superiores, que requiere de conciencia y traducción interior para ser comprendido. En este artículo exploraremos el verdadero sentido del don de lenguas como lenguaje del alma y su necesidad de interpretación, tal como lo enseñó el apóstol Pablo, pero desde la sabiduría del Árbol de la Vida.
Don de lenguas: una conexión con el lenguaje espiritual del alma
El “don de lenguas” no se refiere a idiomas humanos ni a expresiones desordenadas sin sentido. En el contexto de la Kabbalah, las lenguas son canales de energía que provienen del mundo de Beriá (creación), donde los pensamientos se traducen en formas puras de comunicación espiritual.
Cada alma posee un lenguaje único, y cuando una persona se conecta profundamente con su raíz espiritual, comienza a expresar verdades que no provienen de su mente racional, sino de Mojín de Jojmá (luces de sabiduría). En ese estado, se habla desde el alma, pero el mensaje no siempre es comprensible para quien escucha, pues la vasija receptora necesita también estar preparada.
Don de lenguas: ¿por qué necesita interpretación?
Pablo afirma en 1 Corintios 14:27–28 que si alguien habla en lenguas, debe haber intérprete. Esta frase cobra un sentido más profundo cuando entendemos que la luz necesita forma para poder ser asimilada. El lenguaje del alma puede ser verdadero, pero si no hay quien lo traduzca a formas comprensibles por las mentes humanas, se convierte en caos.
Desde la Kabbalah, esto se interpreta como la relación entre Jojmá (sabiduría) y Biná (entendimiento). Jojmá es luz pura, revelación directa; Biná es la estructura que lo ordena y permite que sea enseñado. Por eso, el don de lenguas debe ir acompañado del don de interpretación, que no es otra cosa que la sabiduría interior de Biná.
Don de lenguas: ¿un lenguaje reservado para iniciados?
No necesariamente. Aunque el lenguaje espiritual nace en niveles elevados del alma (como Neshama y Jayá), su manifestación está disponible para cualquier alma que se refine lo suficiente. El problema no es la falta de don, sino la falta de vasija. Muchos hoy día repiten conceptos elevados sin haberlos encarnado: hablan en «lenguas», pero sin interpretación.
Esto lo vemos incluso en círculos de estudio de Kabbalah: palabras como Parzuf, Mojín, Tikun, Or Pnimi, se repiten sin haber sido interiorizadas. Eso es hablar en lenguas sin interpretar: usar un lenguaje superior sin el trabajo interno que permita traducirlo en algo útil, claro y vivificante para los demás.
Don de lenguas: la importancia del lenguaje claro en la enseñanza espiritual
Uno de los mayores desafíos del maestro espiritual es hablar desde el mundo de Atzilut pero ser entendido en Asiá. El verdadero maestro, como lo hizo Jesús, codifica la sabiduría del Árbol de la Vida en parábolas, imágenes, y ejemplos cotidianos. Habla con autoridad, pero su lenguaje es accesible.
Por eso la interpretación es vital: no basta con recibir revelaciones, hay que saber transformarlas en alimento espiritual para los demás. Este es el rol del intérprete, que muchas veces no es el mismo que canaliza la lengua, sino un tercero con la vasija adecuada para «traducir».
Don de lenguas: recuperar su verdadero sentido en la espiritualidad moderna
Hoy más que nunca, es urgente recuperar el verdadero significado del don de lenguas. No como una experiencia emocional transitoria, sino como un acceso a dimensiones superiores del alma. Esto implica humildad, trabajo interior y sobre todo: compromiso con la interpretación.
Hablar en lenguas verdaderas es hablar desde el alma. Interpretar las lenguas es darle forma a la luz para que transforme al otro. Y esto es, en definitiva, el objetivo de toda espiritualidad: ser canal de luz con comprensión.
Conclusión
La sabiduría de Pablo, reinterpretada desde la Kabbalah, no está en contradicción con la mística hebrea, sino que la encarna en lenguaje simple para las almas sedientas. El don de lenguas no es para el ego, ni para impresionar, sino para edificar. Y quien habla desde el alma debe estar dispuesto a traducir esa luz en alimento. Porque la Luz sin vasija es caos, y la vasija sin Luz es vacío.