La palabra «símbolo» proviene del latín «symbolum» y del griego «σύμβολον» (sýmbolon). Etimológicamente, «σύμβολον» se deriva de «σύν» (sýn, que significa «junto») y «βάλλω» (bállō, que significa «lanzar»). En la antigua Grecia, un «sýmbolon» era un objeto partido en dos, cuyas mitades eran mantenidas por dos partes diferentes como un signo de reconocimiento mutuo. Este origen sugiere que un símbolo es algo que conecta dos partes separadas, uniendo lo visible con lo invisible, lo material con lo espiritual.

Un símbolo, por tanto, no es solo una representación visual, sino un puente entre lo concreto y lo abstracto, una herramienta que nos permite acceder a significados profundos y trascendentes. En el contexto de la Biblia y la Cábala, los símbolos son claves que nos ayudan a desentrañar verdades místicas y espirituales ocultas tras las palabras literales. Nos invitan a mirar más allá de la superficie y a explorar el vasto y rico mundo de la sabiduría esotérica.

La comprensión de los símbolos es esencial para acceder a los niveles más profundos de la enseñanza espiritual, ya que cada símbolo encierra múltiples capas de significado, esperando ser descubiertas y comprendidas. En este libro, exploraremos cómo estos símbolos bíblicos nos guían en nuestro viaje hacia la iluminación y la unión con lo divino.