Por otra parte, Saulo de Tarso, luego llamado Pablo, era estoico, y después de Yeshua, los llamados cristianos mantenían elementos de la estoa en su doctrina.
Tal que no se sabe si ésta nace de estos o estos la adoptan como filosofía, hecho que además, revela un factor explicatorio de la animadversión romana contra Yeshua y los judíos de ese entonces.
Arriano, uno de los discípulos de Epicteto, quien hubiese tomado notas para sí, de las palabras del maestro, publica, cuando ya probablemente el maestro había muerto,
EL ENQUIRIDON, o MANUAL DE LA ESTOA. El autor, nos explica, fundamentalmente, para que sirve la filosofía y como aplicar en nuestras vidas las enseñanzas e instrucciones tales como:
“Algunas cosas de las que existen en el mundo, dependen de nosotros, otras no”,
“De nosotros dependen nuestras acciones (opiniones, inclinaciones, deseos y aversiones), de nosotros no dependen lo que no es nuestra propia acción (cuerpo, bienes, reputación, honra)”,
“Las cosas que dependen de nosotros son por naturaleza libres, nada puede detenerlas, ni obstaculizarlas, las que no dependen de nosotros son débiles, esclavas, dependientes, sujetas a mil obstáculos y a mil inconvenientes, y enteramente ajenas”